Elysia chlorotica es un curioso gasterópodo marino (babosa) que es capaz de realizar algo impensable para cualquier animal: la fotosíntesis.
Desde hace tiempo se conocía que E. chlorotica se alimenta de algas de la especie Vaucheria litorea, siendo capaz de incorporar los cloroplastos (orgánulos de las células donde se encuentra la clorofila) del alga en sus propios tejidos. Con ello, además de adoptar con el tiempo el color verde característico de los adultos, la babosa realiza una actividad fotosintética que le permite mantenerse mucho tiempo sin más alimento que luz y CO2 (dióxido de carbono).
Hace un par de meses se dió una vuelta de tuerca al conocimiento de esta simbiosis tan peculiar, al comprobar que E.chlorotica incorporaba en su ADN estos genes procedentes del alga (Rumpho et al., 2008), proceso de transferencia horizontal que acaba de ser confirmado por un equipo de la Universidad del Sur de Florida dirigido por el profesor Sidney Pierce. Los genes transferidos permiten así a la babosa sintetizar su propia clorofila, y ser transmitidos a la siguiente generación.
Según ha comprobado Sidney K. Pierce, las células intestinales de esta babosa atrapan e integran los cloroplastos de las algas Vaucheria litorea. Lo sorprendente es que una vez que una joven babosa ha digerido su primera comida de cloroplastos, el molusco es capaz de seguir generando clorofila por sí mismo durante el resto de su vida, siempre y cuando haya disponibilidad de las sustancias químicas consumidas durante la fotosíntesis y no deje de “tomar el Sol”.
Fijaos que dice que se pasan a la generación siguiente, ¡¡¡ es decir a sus hijos !!!
Entonces, qué es ¿ una planta o un animal ? No lo saben ni los científicos...
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